domingo, 22 de marzo de 2020

Cuánto sobrevive el coronavirus en superficies o aire que te rodea

Durante semanas, los expertos han sostenido que el virus no se transmite por el aire; pero, de hecho, puede viajar por el aire y permanecer suspendido durante aproximadamente media hora


Según una nueva investigación, el coronavirus puede vivir durante tres días en algunas superficies como el plástico y el acero. Los expertos dicen que el riesgo de que los consumidores se infecten al tocar esos materiales aún es bajo, aunque ofrecieron advertencias adicionales sobre cuánto tiempo sobrevive el virus en el aire, lo que puede tener implicaciones importantes para los trabajadores médicos.
El nuevo estudio, publicado el martes en el New England Journal of Medicine, también sugiere que el virus se desintegra durante el transcurso de un día en materiales como el cartón, lo que disminuye la preocupación entre los consumidores de que las entregas podrían propagar el virus durante este período de reclusión y trabajo desde casa.



Los investigadores sostienen que cuando el virus se suspende en gotas de menos de 5 micrómetros, conocidas como aerosoles, puede estar suspendido durante aproximadamente media hora antes de descender y asentarse en superficies donde puede permanecer varias horas. El hallazgo sobre el aerosol es incompatible con la posición de la Organización Mundial de la Salud que ha dicho que el virus no es transportado por aire.
El virus vive más tiempo en plástico y acero, llegando a sobrevivir hasta 72 horas. Pero la cantidad de virus viable disminuye bruscamente durante este tiempo. Por ejemplo, en el cobre solo sobrevive por cuatro horas. Sobre cartón, sobrevive hasta 24 horas, lo que sugiere que los paquetes que llegan por correo solo deberían tener niveles bajos del virus, a menos que la persona que lo entregó haya tosido o estornudado o lo haya manipulado con las manos contaminadas.

Eso es cierto en general. A menos que las personas que manejan cualquiera de estos materiales estén enfermas, el riesgo real de infectarse con cualquiera de estos materiales es bajo, según dijeron los expertos.
“Todo lo que hay en los supermercados y en los envases y bolsas de comida para llevar en el restaurante podría, en teoría, tener virus infecciosos”, dijo Linsey Marr, quien no formó parte del equipo que desarrolló la investigación, pero es experta en la transmisión de virus por aerosol y trabaja en el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia, en Blacksburg.
Podríamos volvernos locos discutiendo sobre las posibilidades porque todo es una fuente potencial, por lo que debemos centrarnos en los mayores riesgos”.

Si las personas están preocupadas por el riesgo, podrían limpiar los paquetes con toallitas desinfectantes y lavarse las manos, dijo.
No está claro por qué el cartón sea un ambiente menos hospitalario para el virus que el plástico o el acero, pero puede explicarse por la absorción o las características fibrosas del embalaje en comparación con las otras superficies.
Que el virus pueda sobrevivir y lograr ser infeccioso en los aerosoles también es importante para los trabajadores de la salud.

Durante semanas, los expertos han sostenido que el virus no se transmite por el aire. Pero, de hecho, puede viajar por el aire y permanecer suspendido durante aproximadamente media hora.
Lo que sucede es que el virus no permanece en el aire a niveles suficientemente elevados como para ser un riesgo para la mayoría de las personas que no están físicamente cerca de una persona infectada. Pero los procedimientos que utilizan los trabajadores de la salud para atender a los pacientes infectados pueden generar aerosoles.
“Cuando ingresa un paciente con neumonía grave, ese tipo de pacientes deben ser intubados”, dijo Vincent Munster, virólogo del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas que dirigió el estudio. “Todos esos procedimientos podrían generar aerosoles y gotas”.

Los trabajadores de la salud también pueden recoger esas pequeñas gotas y otras más grandes en su equipo de protección cuando trabajan con pacientes infectados. Marr advirtió que esas pequeñas y grandes gotas podrían volver a suspenderse en el aire cuando se quiten el equipo de protección y así estarían expuestos al virus.
Una investigación que está siendo analizada por expertos confirma este temor. Y otro estudio, publicado el 4 de marzo en JAMA, también indica que el virus es transportado por aire. Ese estudio, realizado en Singapur, encontró el virus en un ventilador ubicado en la habitación del hospital de un paciente infectado, donde solo pudo haber llegado por vía aérea.

Marr dijo que, por ahora, la Organización Mundial de la Salud sostiene que el virus no se transmite por el aire pero los trabajadores de la salud deben usar equipo, lo que incluye elementos como las máscaras de respiración, suponiendo que sí se transmita por esa vía.

Según la ciencia de los aerosoles y los hallazgos recientes sobre el virus de la gripe”, dijo, “es probable que las máscaras quirúrgicas sean insuficientes”.
Marr dijo que, según la física, un aerosol liberado a una altura de aproximadamente 1,80 metros caería al suelo después de 34 minutos. Sin embargo, los hallazgos no deberían causar pánico en el público en general, porque el virus se dispersa rápidamente en el aire.
“Suena aterrador pero, a menos que estés cerca de alguien, la cantidad a la que has estado expuesto es muy baja”, afirmó.

Marr lo comparó con el humo del cigarrillo o el aliento que es visible durante un día helado. Cuanto más cerca y antes esté otra persona del humo o al aliento exhalado, más perciben el olor; entonces, para cualquier persona que esté más allá de unos pocos metros de distancia, hay muy poco virus en el aire como para ser un peligro.
Munster señaló que, en general, el nuevo coronavirus no parece ser más capaz de sobrevivir durante largos períodos que sus primos cercanos como los virus que causan el síndrome respiratorio agudo grave (SRAG) y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (SROM), que detonaron epidemias previas. Eso sugiere que hay otras razones, como la transmisión por personas que no presentan síntomas, para explicar su capacidad de causar una pandemia.

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