Los famosos “marcianos verdes” tuvieron su origen en este incidente que involucró a toda una familia rural estadounidense
Es uno de los sucesos más aterradores
de los clásicos de la Ufología. Ocurrió el 21 de agosto de 1955 en la
granja Sutton, entre las poblaciones de Kelly y Hopkinsville, en
Kentucky.
Once personas -ocho adultos y tres niños- sufrieron el asedio de unas
criaturas flotantes, sin cuello, de ojos saltones, grandes orejas
puntiagudas y largos brazos.
Eran como los gremlins malos de la película de Joe Dante de 1984;
pero de un metro de altura. Y no eran grises -como recuerda el director
Steven Spielberg-, sino verdes.
Tres horas de asedio
Hacia las 7:00 PM de aquel día, Billy Ray Taylor, de 21 años, salió a
beber agua de un pozo -el rancho no tenía agua corriente- y vio cruzar
el cielo una luz que tomó por un platillo volante.
Una hora después, empezaron a oírse ruidos en el exterior, los perros
comenzaron a ladrar y Taylor y Elmer Sutton, de 25 años, salieron
armados a investigar.
Vieron un hombrecillo entre los árboles, la emprendieron a tiros con
él cuando se dirigía hacia ellos flotando y regresaron a la casa.
Todos los hombres cogieron entonces sus rifles y escopetas. Una
criatura se asomó fugazmente a una ventana y uno disparó, errando el
tiro.
El ataque se prolongó tres horas, durante las que los visitantes
parecían correr por el techo y rascar la madera como queriendo entrar en
la casa, mientras los campesinos disparaban a todo lo que se movía.
A las 11 de la noche, escaparon en autos hasta la comisaría de
Hopkinsville y poco después, el rancho se llenó de policías que no
encontraron prueba alguna ni del aterrizaje de una nave ni de la
presencia de ningún intruso.
“En esa parte del país, la gente de la extracción social y económica de los testigos «dispara primero y pregunta después»”, señalaba el astrónomo y ufólogo Joseph Allen Hynek en su libro “The ufo experience” (La experiencia Ovni), 1972.
Encuentro con humanoides.
Hynek era escéptico respecto a la conexión ufológica del suceso.
Apuntaba que sólo uno de los testigos había visto el supuesto objeto
volante no identificado y creía que la apariencia de los seres podía
entroncar con “antiguas leyendas”, si bien no se atrevía a descartar que
los Ovnis y sus tripulantes estuvieran en el origen de la historia.
Mucho menos exigente era Antonio Ribera, el padre de la ufología
española. En su libro “Encuentros con humanoides” (1982), ve “un retrato
exacto del humanoide de Kelly-Hopkinsville”, en una representación del
Diablo en un capitel del templo románico de Santa María de l’Estany y
concluye, que al artista medieval “posiblemente le sirvió de modelo un
auténtico humanoide”. Ahí queda eso
Lo que sí es cierto es que, con el caso Ovni de Kelly-Hopkinsville,
el estereotipo del hombrecillo verde, propio hasta entonces de los
cuentos de hadas y la ciencia ficción, se incorpora al mito OVNI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario