En el año 1950 se registran múltiples
informaciones sobre observaciones de objetos no identificados en
distintos lugares del mundo. En el Perú, hay uno que destaca sobre los
demás por el lugar y el testigo relacionado con este avistamiento. “Un
disco volador ha sido visto en el cielo de Lima”, tituló El Comercio en
su edición del 15 de marzo de 1950.
“Numerosos observadores vieron
desplazarse el extraño cuerpo desde Chorrillos hasta el Callao”, indica
el Decano. “La misteriosa bola de fuego se detuvo a la altura del
“Parque Salazar”, en Miraflores, y luego siguió por el noroeste,
perdiéndose a lo lejos tras la isla San Lorenzo”.
Desde el
enigmático suceso de Roswell, en Estados Unidos, tantas veces
cuestionado, pero recordado hasta hoy, la presencia de seres de otros
mundos aquí en la Tierra se convirtió en un tema recubierto de misterio.
Nos referimos al suceso acontecido en julio de 1947, cuando una nave
extraterrestre impactó –supuestamente- contra nuestro planeta en
territorio estadounidense.
Este incidente puso el asunto ovni en
las primeras planas de los diarios del mundo, y por eso no es extraño
que empezando la década de los cincuentas los sucesos ligados con
extraterrestres fueran multiplicándose en los medios de prensa.
A la fecha, los avistamientos en el mundo,
incluido el Perú, superan largamente las decenas de miles, aunque no son
muchos los que cuentan con un registro documental –fotos, videos,
etc.-, y muchísimos han quedado simplemente en relatos testimoniales,
como este que publicó El Comercio hace más de 65 años.
Se
trata de un extraño evento acontecido el sábado 11 de marzo de 1950 en
Lima, y que fue narrado detalladamente a los redactores de esta casa
editora por Julián Gardiol, un ingeniero de aeropuertos de la aerolínea
de aviación Panagra –Pan American Grace Airways-. La historia tiene un
cariz especial, pues el testigo era un funcionario familiarizado con la
aviación, y su relato está enmarcado en un conocimiento previo que hace
más verosímil su narración que el de otras personas sobre incidentes
similares
“Era más o menos las 8:20 de la noche”, explica
Gardiol, “cuando se produjo la extraña aparición”. Luego agrega: “En el
Parque Salazar se encontraban muchas personas paseando y conversando. El
cielo estaba oscuro. No había luna. De pronto apareció encima del Morro
de Chorrillos una esfera luminosa, de color anaranjado, más grande que
cualquier estrella”.
“Al principio se creyó que se trataba de un
astro de gran magnitud, o un meteoro que cruzaba rápidamente el espacio.
Pero luego se pudo notar que no era así. El objeto se dirigió hasta
donde estábamos, pasando encima de Chorrillos, deteniéndose cinco
minutos, en posición inmóvil, para desplazarse, en seguida, ligeramente
hacia el mar.
¿Qué características tenía?, preguntó el
periodista a Gardiol. “El disco era igual al de los faroles de luz; es
decir, mucho más grande que cualquier estrella. Había mucha distancia.
Calculo que serían más o menos 1.500 metros cuando estuvo encima de
nosotros. Circulaba a 100 kilómetros por hora, pero cuando se desplazó
hacia el Callao su velocidad ya era de varios miles de kilómetros por
hora. Esto, naturalmente, con la reserva que da la aproximación de un
cálculo”, precisó el ingeniero.
Pregunta luego el redactor: ¿Pero
el disco lo distinguió bien? “Sí, era casi esférico. Al principio,
cuando lo vimos por Chorrillos parecía una bola. Después, más cerca, se
presentó achatado, con las características de los platillos voladores.
La esfera estaba cubierta de un color rojo intenso. Parecía que fuera
fuego vivo. Los bordes parecían temblar, como el fuego que produce el
soplete, con pequeñas variantes de intensidad cromática en las puntas.
Esto hace presumir que era un objeto impulsado por un gas incandescente.
Después de estar unos cinco minutos encima de nosotros, el disco
aceleró su movimiento, y siguiendo la línea de la costa, por el mar, se
dirigió al Callao, pero cada vez a mayor velocidad. Después se perdió de
vista”, contestó el funcionario de Panagra.
¿Cree usted que se
trata de un disco volador? “No solo yo, sino muchas personas que estaban
en el parque vieron esta extraña aparición. Al principio creímos todos
que se trataba de un avión. Después de un globo. Hasta de un meteoro,
debido a la altura. Pero, técnicamente fueron descartadas estas
posibilidades. No podía ser un meteoro porque estos cuerpos se mueven en
recta o curva regular. También se descartó la posibilidad de una
estrella por el mismo motivo de cambiar de rumbo y velocidad. Las
características presentadas dan una fórmula casi exacta sobre un objeto,
que no es elemento natural conocido hasta ahora”, detalló Gardiol.
Veintisiete
años después, en 1997, en el aeropuerto Jorge Chávez, un hecho parecido
llamó la atención de taxistas y transeúntes. Se trató de luces
multicolores que estuvieron sobre los cielos del Callao casi por hora y
media. Y particularmente, en febrero de 1999, en distintos distritos de
Lima se informaron sobre múltiples avistamientos de los famosos ovnis
–objetos voladores no identificados-. Últimamente, se menciona al Cerro
Inclán, en Piura, como un punto habitual de observación de extraños
objetos espaciales. Sin embargo, debemos tener claro que un objeto
volador no identificado, no es necesariamente una nave espacial
tripulada por extraterrestres.
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